2/5/18

El Señor de las Moscas: Una alegoría de la naturaleza humana y la sociedad.

Resultado de imagen para el señor de las moscas  El Señor de las Moscas puede interpretarse como una alegoría de la sociedad, de la naturaleza humana, protagonizada por una treintena de niños. Pero ojo, este libro no es un libro infantil. Contiene tantos simbolismos como sangre.
 Este libro es un clásico de la literatura, dejando al autor con el Premio Nobel de la Literatura, a pesar de que en la fecha de su publicación no se vendieron muchos ejemplares.
 El nombre del libro se puede interpretar de dos maneras: una es que el título alude a la maldad humana, representada por Belcebú. El nombre de esta deidad deriva de Ba'al Zvuv, que significa El Señor de las Moscas. La otra interpretación sería de una cabeza de jabalí, como se ve en la portada, clavada en una lanza en la tierra. Este atrae a las moscas, por lo tanto, de ahí viene su nombre.
 Bueno, hecha esta salvedad, prosigo con la trama. La novela empieza con la llegada a la isla de los niños, y veremos a un par de protagonistas: Ralph y Piggy. Estos niños naufragaron luego de un accidente en su avión. Suponiendo que habían llegado más niños y que podrían reunirse, utilizaron un elemento que encontraron en la isla: la caracola. Ralph hace el llamado y logra hacer la reunión. Es aquí en donde vienen los demás protagonistas y personajes (Jack, Simón, los demás cazadores, los gemelos, Sam y Eric, y los peques). La caracola va a ser uno de los primeros elementos simbólicos y de supervivencia que tendrán los niños. Significará orden y asamblea. Esta, además de ser utilizada para llamados, también sirve como el permiso para hablar para el que la posee, siendo de gran importancia para lograr el diálogo y la sintonía en una comunidad de niños perdidos que bien podrían desesperarse y estallar en llantos por la difícil situación, pero que deciden resolverlo de la manera más correcta, mostrando el lado más sensato y diplomático por naturaleza. Obviamente que en la trama aparecerá el otro lado de la moneda, es decir, la contraparte del lado sensato del humano y será este el elemento del punto de inflexión de la trama de esta historia.
 Bien, ahí es solo en las primeras páginas. Lo interesante es analizar y reflexionar sobre las personalidades de cada personaje. Ralph y Piggy (no se sabe el nombre, le dicen así por su aspecto) son los primeros a los que avistamos y quienes tienen la idea de llamar a los otros con la caracola.  Ralph se presenta ante la tribu de jóvenes con un aparente temple y madurez que le ayuda a ganarse el respeto de los demás y la posición de líder, simbolizando esa confianza y actitud que necesitaba la pequeña comunidad. Este propone normas basadas en las costumbres civilizadas, de orden y responsabilidad. Insiste en mantener el fuego encendido en la esperanza de ser rescatado y se identifica con su padre, de quien tiene su imagen constante y la esperanza de que vaya rescatarlo.
 Piggy, por su parte, representa la inteligencia y el pensamiento lógico. Aunque Piggy no pueda ayudar directamente al grupo por ser rechazado por su físico y su condición, este lo hace indirectamente sugieriendo su opinión a Ralph.
 Simón es un niño sensato que se encuentra distante de ambos lados de la comunidad. No se muestra a favor de Jack ni de Ralph, pero sí simpatiza más con el segundo. A partir de su punto de vista es que tenemos una macrovisualización de la situación de todos y de la angustia y preocupaciones, logrando predecir algunos hechos pero no pudiendo ayudar mucho, ya que él podría considerarse como un observador no participante (aparte de eso, fue mi personaje favorito).
 Jack será la competencia para Ralph en el liderazgo, ya que los argumentos de este se verán cuestionados por no tener buen resultado y Jack lo aprovecha, movido por su envidia, para separar el grupo y unir a la mayoría en sus filas. Los protagonistas tendrán que convivir con la agresividad y el autoritarismo de este niño que podría ser tomado como el antagonista de la historia. Detrás de estos personajes hay más que encarnan diferentes comportamientos.
 Una salvedad importante a destacar es el simbolismo de los objetos y su importancia para la comunidad de niños. Primero tenemos la caracola, que como ya expliqué anteriormente, representa la unión y la autoridad del grupo, aunque irá perdiendo su poder poco a poco. Luego se encuentran dos elementos que parecen ser tanto constructivos como destructivos: los lentes de Piggy y el cuchillo de Jack. Uno de los más importantes es la hoguera, que representa la esperanza e ilusión del rescate, y cuyo calor evoca reminiscencias del hogar por su calidez en la noche. Como una necesidad de protección y resguardo aparece la idea de construir refugios. El mar es el obstáculo que les impide llegar a casa, simbolizando la frontera y la soledad. Y por último, y no menos importante, el elemento que le da el nombre a este libro: El Señor de las Moscas, representando el miedo y la muerte.
 Los primeros días en la isla serán evidencia del esfuerzo de los niños por mantener su actitud civilizada, pero poco a poco se irán naturalizando los hechos de estar sucios y andrajosos y utilizar como excusa el poder divertirse sin reglas en la isla para poder sublimar u ocultar la angustia que sufrían en el fondo, dejándose llevar por el ambiente salvaje que pulula en ese lugar, y dando lugar de una democracia a una anarquía. Además aparecerán miedos y preocupaciones irracionales propias de todo niño, como el miedo a "la fiera" u otros como serpientes, fantasmas, etc.
Resultado de imagen para el señor de las moscas El señor Golding, a mi parecer, quiso pactar en papel la posible respuesta de una cuestión que se ha planteado a partir de una idea: ¿Qué ocurriría si un grupo de jóvenes tienen que sobrevivir en condiciones extremas y tuvieran que convivir con personalidades que chocan con las de ellos? Pues fue ese experimento sociológico que sirvió como pie para esta novela. Y no se ha quedado ahí, porque también plantea muchas más cuestiones antropológicas.
 El Señor de las Moscas, gracias a todo esto, se ha convertido en un clásico años después de su publicación (1954), no solo atrapa por su argumento y sus alegorías, porque William G. logra adentrarte con una gran ambientación y su gran pluma hace que empatices con los personajes, que tienen diálogos simples pero pensamientos e ideas profundas; y ha servido de inspiración para novelas juveniles como Mazze Runner, Los Juegos del Hambre, entre otros que en la actualidad animan cada vez a más jóvenes a animarse a leer (también la serie Lost está inspirada en este libro). También, para los cinéfilos hay una adaptación en blanco y negro (1960) y otra más actual (1990), las cuales tengo pendientes de ver algún día.
 Bueno, eso es todo.

1 comentario:

  1. CREO QUE ESTE LIBRO MERECE SER LEÍDO EN LA ESCUELA.... Creo que muchos filósofos tambien se plantean la pregunta de si lo que nos hace humanos es la vida en sociedad , o es justamente al reves, la que nos deshumaniza...
    A veces pienso en esta tensión que se produce entre la necesidad que la educacion , en cualquiera de sus formas, genere individuos libres de pensar por si mismos pero a la vez con una dosis de gobernabilidad que los haga dóciles....
    Me gusto el libro y tu reseña.
    Gracias

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