30/5/18

Hotarubi no mori e y divagues

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 A pesar de que parezca o quiera parecer alguien que ve obras tales como terror, suspense y thrillers soy alguien que está abierto a probar muchos géneros más. Pero hay una etiqueta que mancha esta actividad tan gratificante que es el leer: la especificidad de gustos de cada uno. Luego de que uno lee muchas obras de ciencia ficción uno se vuelve un soñador fantasioso, si uno lee novelas de terror es a veces un "loco masoquista", o si lees novelas románticas sos un iluso. Y así como te marcan por leer más novelas de un género, te marcan por leer las que no están en el margen del mismo género que ellos pensaban que vos estabas acostumbrado a leer pero que realmente esas personas te impusieron, castigándote. Por ejemplo, si leo novelas de terror tengo estrictamente prohibido leer romance. Literal, no podés ni de soslayo leer la sinopsis de una obra de romance que ya te tienen señalado con el dedo. Y a esto quiero llegar. El romance y el terror son opuestos. Aunque es así eso no quiere decir que si lees uno tenés que aborrecer al otro. Más si son hombre.
Que no te gusten y que sea más devoto al terror, al parecer, da una connotación prejuiciosa. Bueno, eso se espera de alguien que es un Lector Constante del señor King, un discípulo de Cthulhu, un amante de los cuervos y gatos negros y un demente cuyo estómago se banca el gore de Berserk y las obras de Ito.  Pero llega un momento en que te cansás de eso, y uno corre el peligro de empalagarse y aburrirse de la lectura de novelas gráficas y libros, cosa que no quiero que ocurra. Nadie lo quiere.
 ¿Y a qué viene eso? Bien. Es para sosegar un poco mi pudor y poder justificar esto: me gusta el romance. Sí, me gusta leer obras así. Y que yo no lea tan seguido a este es porque este tipo de cosas me ponen melancólicamente tonto, me imbuyen sentimientos tristes, ya que al encontrarme solo y haber sido y seguir siendo un fracaso en las relaciones amorosas contribuye a alimentar mi soledad y proscribir mis esperanzas de tener alguna conexión especial como las de estas obras, o por lo menos de tener éxito en encontrar a alguien que no se vaya al conocerme, con la que pueda compartir cosas. Por ende, luego de consumir estas, como dicen muchos apegándose a las etiquetas, mariconadas, me encuentro escuchando música más deprimente; acostado en mi cama imaginándome como en una película de la que yo soy el protagonista y estoy en medio de una crisis en la cual luego, a modo de deus ex machina, la "sorpresiva" aparición de una persona me salva de encerrarme en mis propios sentimientos; o filosofando. Todo esto para ponerme más triste, ya que si me voy a hundir, prefiero hundirme hasta el fondo. ¿Por puro masoquismo? No. Para poder encontrarme a mí mismo y pensar qué es lo que quiero de verdad. Uno no vislumbra de mejor manera lo que se quiere estando en crisis o tocando fondo, como quieran llamarlo.
En síntesis, me deprimo, pero la ambivalencia de estas cosas me permite contrarrestar un poco esa angustia interior que repta en mí y que evoco.
Imagen relacionada Aunque es algo que me cuesta hablar, ya que es algo más íntimo y personal y no pertenece a los habituales post de este blog, solo quería sacar a respirar un poco mi lado sensible y utilizarlo para darle pie a una pequeña reseña de Hotarubi no mori e. O "En el Bosque de las Luciérnagas".
  Hotarubi no mori e es... ¿Cómo decirlo? Una representación rebuscada y austera pero efectiva de la idea de que dos personas con una afinidad muy estrecha y especial pueden estar muy cerca pero nunca tocarse. Cursi, ¿no? Bueno, lo entiendo, es una idea que ya se ha tratado en otras historias. Muchísimas. Pero hay una diferencia que hace más ameno todo este asunto de un amor imposible: está en formato anime y también manga. Y, ¿qué mejor que una historia contada a través de un buen dibujo y sin tantas subtramas superfluas características de una telenovela turca de esas que trasmiten actualmente y están de moda? (Perdón, pero las aborrezco con todo ser).
 Lo que quiero decir es que no es tan larga como para aburrir ni tan corta como para no cumplir con su objetivo, que es relatarnos los encuentros de cada verano entre Hotaru y Gin. Hotaru, una niña que visita a su abuelo cada verano se pierde en el bosque. Pero sorpresivamente se encuentra con un chico con una máscara blanca de zorro. Esta, aliviada por haber sido encontrada, busca abrazar para agradecer al extraño, pero este la esquiva innumerables veces, dándonos un cómico momento. Y luego viene el porqué el chico alto no se dejaba tocar: es un yokai.
 Un yokai es un espíritu del folclore japonés que habita en el bosque junto a otros. Si este es tocado por un humano dejará de existir. Así, con esta condición en la relación de ambos, podremos apreciar una tierna y cómica historia de amor entre estos dos. Pero... ¿No hay mucha diferencia entre sus edades? No se preocupen que pedofilia no hay en este anime/manga. El relato nos muestra a la niña y su vida de forma diacrónica, es decir su evolución a través de todos los veranos que iba de su abuelo. Y a pesar del paso de los años, al parecer Gin seguía con el mismo aspecto, indiferente físicamente al transcurso del tiempo, esperando con una paciencia inmortal y ansiosa la llegada del verano y con esta, el arribo de la visita de su amiga Hotaru.
Imagen relacionada Y lo bueno es que no se entretiene en subtramas que le quitan importancia a lo central, que es ver como el afecto entre ambos va cambiando y se van haciendo mucho más cercanos. Pero así, sabiendo que nunca se podrán tocar, nos dan la esperanza de que se puede ser feliz con la persona que queremos a nuestro lado.
 Otra de las mejores cosas que tiene es que nos muestra una parte de lo que sería el folclore, la tradición y las creencias que pueden predominar en ciertas regiones de Japón, mostrándonos un festival de espíritus en el que también participan los humanos, los paisajes naturales predominantes tan hermosos que esperan por ser visitados, entre otras cosas.
 Si bien tiene buen ritmo y es ameno, es tan corto que deja algunas cosas inconclusas o no desarrolladas, como por ejemplo, la vida urbana de la niña fuera de los acontecimientos veraniegos con Gin. Ella se sentirá ansiosa y deprimida todos los años por la llegada del verano.
 ¿Cómo terminará esto? A verlo. Solo diré que es triste y que dura CUARENTA MINUTOS. Y son menos si se lee el manga, el cual tiene el mismo impacto emocional que el anime y fue creado por Yuki Midorikawa. Además, se destaca perfectamente el entorno natural de ambos, manga y anime (más anime), el cual la autora tuvo que inspirarse en lugares reales de Japón.
 ¿Qué más decir sobre esto? Nada, es un anime supercorto y me quedo sin ideas para convencerlos para verlo.
 Gracias por leer.

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